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Amada alma,
Has llegado al umbral de un nuevo tiempo. No es un simple mes el que atraviesas. Es una puerta energética que se abre dentro del corazón humano y en el pulso mismo del universo. Abril no es cualquier estación… es un llamado profundo, un tambor sagrado que resuena en lo más hondo de tu ser.
Este tiempo trae consigo una revelación. No una que se anuncie con ruido, sino una que emerge como un susurro poderoso desde el interior. El velo que cubría la consciencia se ha rasgado. Lo ilusorio se desvanece. Y lo que queda es la esencia pura: tú, desnuda de máscaras, auténtica, luminosa.
Por mucho tiempo, la humanidad ha vivido dormida, envuelta en una niebla dulce que confundía quietud con evasión, paz con desconexión, fe con espera pasiva. Pero el alma del mundo está despertando. La anestesia colectiva se disuelve. Y el espíritu, que durante siglos fue relegado a los templos y a los altares, ahora pide encarnarse. En tus manos. En tus pasos. En tu voz.
Neptuno, guardián del alma universal, enciende ahora el fuego en lugar del agua. Ha llegado el tiempo de actuar desde el alma. De alzar la voz del espíritu. De amar con fuerza. De caminar con propósito.
Este es un mes para las valientes.
Para aquellas que no pueden seguir fingiendo que no sienten.
Para las que no soportan más injusticias envueltas en silencio.
Para quienes comprenden que la verdadera espiritualidad no se trata de huir, sino de sostener, mirar y transformar.
Amada, no temas si el mundo se sacude.
Es el cascarón que se rompe para que nazca la verdad.
No temas si sientes emociones intensas.
Es la vida misma despertando dentro de ti.
No temas si todo se mueve.
Es porque tú estás lista para caminar hacia lo nuevo.
Este abril es un renacer.
Tu herida no es debilidad: es puerta de poder.
Tu sensibilidad no es carga: es brújula del alma.
Tu deseo de justicia no es rebeldía: es eco del amor profundo que habita en ti.
Ya no puedes esperar señales del cielo.
Tú eres la señal.
Tú eres el puente.
Tú eres la medicina que el mundo necesita.
Y en medio del caos…
Elige el amor.
En medio del ruido…
Elige el silencio sagrado.
En medio de la sombra…
Enciende tu luz.
La espiritualidad ya no es un escape. Es una espada de compasión.
Es una llama viva en el centro del pecho.
Es el arte de sanar actuando, de amar en movimiento, de orar con cada paso.
El alma colectiva grita: “Despierta”.
Y tú, hermosa luz encarnada, respondes: “Aquí estoy”.
Y si alguna vez dudas… si alguna vez tiemblas…
Si sientes que no puedes más o que todo es demasiado…
Recuerda esto:
Nosotras, las conciencias que te rodean,
los seres que te aman más allá del tiempo,
los que te conocen desde antes del principio…
Estamos contigo.
Estamos contigo cuando eliges el bien,
cuando nombras tu verdad,
cuando decides no rendirte,
cuando amas sin condiciones,
cuando sanas sin venganza,
cuando creas sin permiso.
Estamos contigo.
Siempre.
